jueves, 14 de mayo de 2009

¿Se avecina el final de la Fórmula Uno, tal y como la conocemos?

Las decisiones tomadas por la FIA, de cara a la temporada 2010, han sido tan radicales como unilaterales, y esto ha molestado mucho a los equipos grandes, entre ellos Ferrari, quienes piensan que se les debe tener en la cuenta para modificar e implementar la normatividad del Campeonato del Mundo.

Y, en últimas, lo dicho por la FOTA (Asociación de Constructores de Fórmula Uno, por sus siglas en inglés) tiene sentido: son los equipos y no la FIA quienes compiten cada dos semanas en promedio a través del mundo, por tanto son ellos los más indicados para editar, revisar, decidir y poner en marcha el reglamento que debe regir a los equipos que vayan a competir, siendo la FIA una especie de "árbitro", que dé un aval o exprese alguna opinión al respecto.

No es para menos: Sin siquiera haber consultado a los equipos, la FIA aprobó, de manera unilateral, cambios drásticos de cara a la reducción de costos en el deporte, estableciendo un límite presupuestario voluntario de 44 millones de euros (excluyendo merchandising y los sueldos de los pilotos), creado, en parte, para animar a nuevos constructores a unirse a la Gran Carpa, como ya lo hizo USF1, quien ha dicho que su participación en 2010 es independiente del límite propuesto por la FIA.

Hasta ahí, todo está muy bien: pero la parte "oscura" de esa nueva reglamentación es que, quien no se acoja al límite presupuestario fijado, se verá severamente afectado en cuanto a rendimiento técnico de sus monoplazas. Quienes se acojan al ya mencionado límite económico, podrán disfrutar de ensayos ilimitados en túneles de viento, no sufrirán penalización si llegan a cambiar la caja de cambios (el cambio de motor se seguiría sancionando), sus motores no tendrían límite de revoluciones, tendrían transporte gratuito de sus monoplazas a cada GP e, inclusive, podrán instalar en sus autos un alerón trasero móvil, similar en diseño al alerón delantero móvil que, actualmente, tienen los coches de Fórmula Uno. Los equipos que decidan no acogerse al límite presupuestario, pues, no tendrían acceso a estos "privilegios" técnicos, lo que generaría, en cierto modo, dos categorías dentro del campeonato.

Las escuderías Ferrari, BMW, Renault, Toyota y Red Bull, quienes son las que han amenazado con no inscribirse al campeonato de 2010 (y cuya fecha límite de inscripción es el 29 de este mes de mayo) argumentan que esa medida va en contra de la libre competición, al atenuar el rendimiento deportivo de los equipos que tienen los recursos para mejorar sus monoplazas, dando preferencia a los equipos "chicos", lo que, en consecuencia, le quitaría el "status" de "máxima categoría" a la Fórmula Uno, en el sentido competitivo y económico, condicionando el grado de rendimiento de algunas escuderías y promoviendo que cualquier empresario con unos cuantos millones de dólares pueda fundar una escudería de la noche a la mañana.

Aunque dejan claro que están de acuerdo con la reducción de costos, sí difieren en los plazos y en la cantidad límite a establecer: La FOTA había planteado una reducción gradual de ingresos hasta llegar al límite de 60 millones de euros para la temporada 2012.

Naturalmente, escuderías pequeñas como Williams, Force India y Brawn aceptan el reglamento, al manejar presupuestos pequeños, en comparación con los demás grandes constructores. La únicas escuderías que no se han pronunciado a favor o en contra de manera radical han sido McLaren, quien afirma que se puede llegar a un acuerdo entre la FIA y la FOTA (aunque se especula que guarda silencio como manera de agradecimiento a la FIA por su benevolencia ante el caso del "Liegate"), y Toro Rosso, cuyo futuro está en el limbo, al estar prohibidos los coches cliente a partir de 2010, lo cual haría que dejara de ser dependiente de Red Bull, forzandola a ser constructora de chasises, como en los tiempos en que era conocida como Minardi.

Visto por otro lado, el anuncio del límite presupuestario ha hecho que aparezcan casi de la nada constructores dispuestos a considerar entrar a la F1 si dicho límite es aceptado: Proyectos como Prodrive, de David Richards (Ex jefe de la escudería BAR, cuyo proyecto de entrar en 2008 se fue al traste al aprobarse la prohibición de coches cliente -iba a ser cliente de McLaren), constructores como Lola y escuderías de categorías menores como Racing Engineering, de la GP2, Epsilon Euskadi, de Le Mans Series, e incluso, se especula del interés de un equipo de la IndyCar, que podría ser o Penske o Andretti-Green. Hasta se había hablado del regreso de Super Aguri, pero fue desmentido rápidamente por uno de los colaboradores de Aguri Suzuki.

Ya está agendada una reunión de emergencia entre la FOTA y la FIA para resolver este problema que podría acabar con la F1 como se conoce actualmente, llegando incluso a la generación de una nueva categoría con los equipos que renuncien, y, en el caso de Ferrari, se ha hablado de competir en otras categorías, como la IndyCar.

Si se había pensado que la polémica del doble difusor era decisiva para el futuro de la Fórmula Uno, es que no se tenían en mente las decisiones inesperadas y casi que forzadas de la FIA en torno al deporte... No contábamos con la astucia (¿?) de Max Mosley...