viernes, 20 de febrero de 2009

Una Fórmula Uno económicamente sostenible y atractiva: crónicas de una batalla por la supervivencia

La crisis económica por la que el mundo entero está pasando ha tocado de manera muy profunda a la máxima categoría del automovilismo. Y, aunque al inicio trató de ser ajena a este suceso, el repentino adiós de Honda hizo recapacitar a todas las personas que, de alguna manera, se involucran en el mundillo de la Fórmula Uno.

Pero, desgraciadamente, existe la amenaza de la desaparición de más equipos en el mediano plazo, debido al mismo problema: los elevados costos que implican el pertenecer a la máxima categoría del deporte automotor. Toyota, Renault y Williams son los "candidatos" para ser el próximo equipo en dejar el "circo".
Toyota Motor Co. fue enfática y directa al momento de dirigirse a su equipo de Fórmula Uno: Si no logran una victoria en uno de los seis primeros Grandes Premios, la escudería sencillamente desaparece. Ésta es una misión casi que titánica, pues, a pesar que la temporada 2008 fue una de las mejores para el equipo con sede en Colonia, Alemania, aún están por debajo del nivel de los grandes como Ferrari, McLaren, e incluso BMW y Renault. Por mucho tiempo, Toyota F1 ha tenido uno de los presupuestos más altos de toda la Fórmula Uno, sin mostrar grandes resultados; ahora, es su última oportunidad, y tienen con qué hacerlo: Jarno Trulli y Timo Glock han sido, de lejos y en conjunto, la pareja de pilotos más productiva que ha tenido el equipo en su existencia.
Con la crisis económica, muchas empresas involucradas en la F1 se han visto forzadas a retirarse, siendo los bancos las bajas más sensibles: Credit Suisse ya había dejado a BMW el año pasado, después de 8 años de colaboración conjunta, desde los tiempos en que la escudería era conocida como Sauber; RBS, que también enfrenta una crisis similar y cuyo patrocinio a la escudería Williams peligra, dejando a ésta en un riesgo inminente; por último, ING, la compañía holandesa de cesantías, que anunció recientemente que 2009 sería su último año en la Fórmula 1 como patrocinador de Renault y de varios GPs, luego de informar millonarias pérdidas y el verse forzado a recibir ayuda del gobierno holandés. Naturalmente, a Renault esta noticia no le ha caído nada bien, al perder su patrocinador principal, aunque Flavio Briatore es optimista, diciendo que "si la Fórmula 1 pudo sobrevivir a la retirada de las tabacaleras, también podrá hacerlo a la de los bancos", estando "totalmente seguro" que vendrán nuevas empresas patrocinadoras. Amanecerá y veremos, dicen por ahí...
El caso de Williams es único: de entre todas, es la única escudería que no es apoyada ni por un gran constructor, ni por un multimillonario, y aún así, sigue compitiendo. Pero se ha visto resentida por la pérdida de grandes patrocinadores, entre ellos Lenovo y Petrobras, quien dijo hace poco que no piensa seguir en la Fórmula Uno, ni como patrocinador, ni como suministrador de combustible; también está la "amenaza" de RBS, que, si llegara a retirarse, dejaría al equipo de Grove con graves problemas financieros. La poca inyección de capital ha causado un detrimento en su rendimiento deportivo, y esto pudo apreciarse claramente la temporada anterior, al ver, tristemente, cómo un piloto tan talentoso como Nico Rosberg se quedaba irremediablemente en la primera tanda de las sesiones de clasificación. Y pensar que alguna vez lucharon por el campeonato del mundo... Definitivamente, los tiempos cambian, y ya no queda espacio para los "equipos artesanales".
Viendo estas circunstancias, y temiendo un panorama tan negro, la FIA, encabezada por Max Mosley, propuso un conjunto de medidas para contener los efectos de la crisis económica, como la estandarización de algunas piezas del auto, el congelamiento en el desarrollo de los motores, la limitación del presupuesto de los equipos y, aún en estudio, la limitación de los sueldos de los pilotos y la estandarización del motor. Muchas de estas propuestas han sido avaladas por la GPDA (Asociación de Pilotos de Grandes Premios) y por la FOTA (Asociación de Equipos de Fórmula Uno), y los resultados serán visibles en el corto plazo.
Una de las consecuencias directas es el interés de nuevas partes por ingresar a la Fórmula Uno: se ha rumoreado que la firma Virgin planea comprar lo que queda de Honda para poder competir este año, aunque también se dice que Ross Brawn y Nick Fry, anteriores encargados deportivos de Honda, estaban interesados en adquirirla, siendo la oferta de Virgin una piedra en el zapato para sus intenciones; serían dos de tantos posibles compradores que se han rumoreado en estos meses (hasta se dijo que Carlos Slim, el multimillonario mexicano, podría estar interesado, pero fue rápidamente desmentido), pero, pase lo que pase, Honda Motor Co. fijó el lunes 23 como fecha límite para la venta del equipo, siendo esa fecha, tal vez, coincidente con la fecha máxima de pago que habría fijado Mercedes-Benz para permitir el uso de sus motores en el monoplaza.

Adicionalmente, se ha hablado del inminente nacimiento de una nueva escudería: el USF1, una escudería que sería 100% norteamericana, que tendría su sede en Carolina del Norte, y que contaría con pilotos igualmente norteamericanos, entre ellos al ex piloto de Toro Rosso Scott Speed y a la piloto de la IndyCar Danica Patrick, aunque no hay nada confirmado todavía.

En conclusión, aunque la crisis sea aguda, los intentos por hacer que el deporte sea sostenible no han sido en vano, por el momento, y hay dos ejemplos narrados de ello que, así sean rumores por el momento, son una muestra que aún hay gente interesada en entrar al mundo de la Fórmula Uno, a pesar de las circunstancias.


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